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domingo, 29 de mayo de 2011

ovnis en la antiguedad

Lo que actualmente se conoce como el «fenómeno ovni» es fundamentalmente un concepto moderno nacido en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, hay quienes interpretan algunos pasajes de la Biblia y de otras tradiciones originadas de culturas antiguas, como presuntas evidencias de antiguos avistamientos ovni.
Muchos sostienen que, desde el pasado más remoto, el ser humano trató de adaptar lo que veía a su intelecto, relacionando los distintos avistamientos con objetos conocidos, cercanos a él.
Dentro de algunos grupos ufológicos y creyentes en el fenómeno, también existe quienes plantean que muchas de estas referencias antiguas, serían registros de observaciones reales de supuestas naves alienígenas. También señalan que, si estos vehículos aéreos estaban tripulados, se produciría igualmente el contacto con los eventuales seres extraterrestres, quienes transmitirían a los observadores enseñanzas diversas. Según esta teoría, el origen de muchas de las civilizaciones del pasado (Egipto, Babilonia, etc.) radicaría en estos primitivos contactos. Así sostienen que estas supuestas naves habrían recibido distintas denominaciones en documentos antiguos: vehículo de los dioses, carros de fuego, vimanas, discos solares, nubes, nubes de fuego, el Borax Resplandeciente, nubes con ángeles, carro Pushpaka, maruts (todas ellas en el Ramayana hindú); y también escudo que vuela, luces cósmicas, perlas luminosas, flechas ígneas, Serpiente de las Nubes, escudo yacente, espadas voladoras, esferas transparentes, y otros cientos de nombres recibidos en distintas culturas, que serían claros ejemplos de las diferentes naves aéreas que surcaban los cielos.
Entre las supuestas pruebas que aportan, estarían también las que Pablo Sortino y Fernando Martínez Santos han llamado «evidencia atmosférica». Para estos parapsicólogos, los halos de santidad que aparecen en las iconografías antiguas, ya sea en la hinduista, budista y más tarde en las imágenes de los místicos cristianos beatificados, así como en ciertos grabados de los pueblos americanos precolombinos; de la cual postulan que no serán más que una cierta rememoración cultural y religiosa de un aspecto estético de seres divinos, que habrían encerrado literalmente sus rostros en cápsulas, seguramente para lograr respirar en la Tierra.
Sin embargo, esta hipótesis no deja de ser una explicación ad hoc, ya que las nubes y carros de fuego podrían ser metáforas empleadas en los relatos religiosos, y no hay ninguna evidencia de que dichos relatos deban ser interpretados más que de una forma mítica. Así pues no hay una forma empírica de saber si así ocurrieron los hechos o no; por lo que decir que se trata de naves extraterrestres podría ser un argumento Ad ignorantiam, aunque también cabe señalar que tampoco existe absoluta seguridad científica de que aquellas descripciones sean metáforas religiosas, y bien podrían tratarse de relatos basados en ciertos hechos reales que fueron malinterpretados como fenómenos religiosos.

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